El hecho de que la participación en formas sanas de recreación contribuye al bienestar del individuo, es totalmente reconocido. Las autoridades médicas atestiguan que:"La actividad muscular estimula el crecimiento y es esencial para el mejor desarrollo del niño; los deportes, los juegos y las actividades recreativas contribuyen en gran medida al desarrollo de los organismos vitales de la persona".

Ciertas formas de recreación aumentan la circulación, mejoran la respiración y ayudan a mantener los problemas propios del desarrollo individual y a mejorar las condiciones personales. La recreación vigorosa que se efectúe al aire libre, donde se hace uso de la capacidad física, es el medio más notable para el mantenimiento de organos saludables. La gran mayoría de programas recreativos contribuyen a la estabilidad emocional al proveer descanso y relajación.

El valor del juego en la salud de los niños ha sido puntualizado por Herbert S. Tennings:
"El niño pequeño, tal vez, aprende más y mejor a través del juego que de otra forma e actividad. La oportunidad de diversos tipos de juego bajo condiciones extremas saludables es indudablemente la necesidad principal de los niños; estudios comparativos del desarrollo físico y mental de un grupo de niños con un programa sistemático de juegos, Han demostrado una superioridad sorprendente, comparados con niños a quienes tales oportunidades están denegadas"
Es bueno reafirmar lo expresado por muchos educadores y dirigentes comunitarios cuando dicen que el día que se conceda al juego, a la recreación y a los deportes su propio lugar al lado de la educaci{on formal y al desarrollo social, se evitarán muchas consultas médicas, programas de rehabilitación y campañas de prevención.
Cuando a los niños se les enseña el valor y el alcance de la recreación, se les está entregando una póliza de seguro en contra de desordenes nerviosos, la falta de creatividad y la tentación por los vicios existentes a su alrededor.

